Papo Lugo
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Históricamente la inmigración haitiana ha obedecido al capital azucarero, la irrupción masiva, fue en la segunda y tercera década del 1900, hasta el asesinato en masa de 1937 y desde los conflictos en 1962-1964 y el cierre del fronterizo de 1967-1970.
Según el primer censo realizado en la República Dominicana en el año de 1920, había 28, 258 haitianos de los cuales 15, 923 eran hombres y 12, 335 mujeres, distribuidos de la siguiente manera, Azua, 4,545; Barahona, 4,492; Monte Cristi, 7,872; Puerto Plata, 1,513; San Pedro de Macorís, 1,983; El Seíbo, 1,787; Santo Domingo, 743; Otros 2,273.
La inmigración haitiana, siempre ha sido un negocio, en la época de Duvalier, los militares haitianos (Ton-Ton Macoutes) los amontonaban para seleccionar a quienes enviarían a la República Dominicana, además de cobrarle dinero a los que ellos elegían.
El haitiano en la República Dominicana, trabaja mucho en la tarea más pesada y se le paga muy poco, el bajo salario que se le paga al inmigrante haitiano, estimula a los empresarios a utilizar sus servicios.
A partir del año 1971, se ha producido una progresión del uso de trabajadores migratorios tanto en el campo con en la zona urbana, debido a la inmigración de dominicanos hacia los Estados Unidos de América y países europeos.
La migración de trabajadores haitianos, se ha convertido en uno de los temas más controvertido en los últimos años. El volumen de inmigrantes y las presiones internacionales en torno a las misteriosas condiciones de trabajo y vida que tienen en el país, la inmigración haitiana ha si un tema de debate político y de los ciudadanos comunes del país. El haitiano desempeña un papel estratégico en la industria azucarera, en la construcción, en la agricultura y diversas actividades a nivel urbano.
Para evitar la inmigración haitiana, se debe tener una frontera celosamente vigilada y un tráfico de braceros claramente controlado, con un personal que regule la entrada de los Inmigrantes al país.
Fuente: Frank Báez Everest, Braceros Haitianos en La República Dominicana, Humberto García Muñiz, De la Central Guanica al Central Romana.