Hoy quiero limpiar mi ventana y reflexionar, quiero expresar palabras fuertes y que me llenan de vergüenza e indignación. Los seres humanos, o mejor dicho, nosotros los seres que ostentamos el titulo de “civilizados”, hemos creado un mundo de mentiras y reconocimientos de acciones que mas que ser motivo de engrandecimiento y satisfacción son motivo de vergüenza e indignación. El que tiene intención de ayudar no tiene que decirlo y mucho menos ser reconocido, todo individuo que posee este don de compasión por el prójimo, vive con la satisfacción del deber cumplido, no con la satisfacción haber recibido de una medalla por sus acciones.
Porque hablo de premios de indignación y vergüenza?
Kevin Carter (13 de septiembre de 1960, Johannesburgo, Sudáfrica - 27 de julio de 1994, Johannesburgo) fue reportero gráfico ganador de un premio Pulitzer en 1994.
Su trabajo más importante fue la fotografía de una pequeña niña sudanesa famélica tras la cual se encontraba un buitre al acecho. La fotografía fue publicada por primera vez en el New York Times el 26 de marzo de 1993 y posteriormente recorrió el mundo entero. Carter recibió por ello el premio Pulitzer.
Para la consecución de una foto mejor esperó unos veinte minutos a que el buitre abriera sus alas, lo cual no llegó a ocurrir. Se sabe poco sobre qué fue de la niña. Según Carter, se recuperó lo suficiente para seguir su camino. Sin embargo, fue objeto de duras críticas por aprovechar la situación para su propia fama, llegándose a comparar al fotógrafo con el buitre. Se dice que la pequeña niña solo estaba haciendo sus necesidades y que la tribu estaba a unos 20 metros de donde se encontraba la niña y el fotógrafo.
Kevin Carter tras recibir el Premio Pulitzer de fotografía en mayo de 1994 dijo “Es la foto más importante de mi carrera pero no estoy orgulloso de ella, no quiero ni verla, la odio. Todavía estoy arrepentido de no haber ayudado a la niña”. Luego por la presión de las críticas y por la muerte de un amigo, Kevin Carter se quitó la vida dos meses después.
Juzguen ustedes la acción, no voy a llover sobre mojado, solo me limito a decir que es el típico comportamiento humano de gente que clamamos tener intención de ayudar y cuya meta es el provecho personal.
Retratamos y denunciamos la miseria ajena para ser distinguidos por nuestra “lucha” a favor de la gente necesitada para inducir atención y simpatía en los demás para con nosotros.
Maquillamos actos imperdonables como temas de interés y preocupación personal para ser llamados “dignos, distinguidos, honorables y reconocidos como héroes” y figurar en la historia mundial por nuestras grandísimas hazañas a favor de la humanidad.
Que no se detengan las buenas acciones, pero que se detenga el engaño y la mentira. Y que la dignidad y el buen deseo sean las armas para combatir estos males. Que Dios nos bendiga y nos conduzca por el camino que hemos perdido y que necesitamos retomar nuevamente.
El Maestro